El debate actual en las empresas se ha desencadenado por cuenta de la pandemia y su post-pandemia. Su efecto secundario de obligarnos a tele-trabajar, a tele-capacitarnos o tele-entrenarnos nos obliga también a mirar al tele-estudio que sucede hoy por hoy en los hogares del mundo que tienen que encontrarse y compartir los limitados e improvisados espacios de la casa. Pero todos esos “tele” también son improvisados, pues en las empresas e instituciones educativas no estábamos preparados para ningún tipo de “tele” ¿Que hacer entonces?
Estamos ahora enfrentados a aceptar que ese “tele” hace parte de esa llamada nueva normalidad, de ese nuevo presente. Desaprender y volver a reaprender que existen técnicas y tecnologías que nos pueden ayudar a aprender para este nuevo normal es clave. Muchas empresas ya estaban estudiando cómo hacer una conversión digital de su negocio de cara al cliente, pero no muy intensamente de cara al cliente interno o a los mismos proveedores. Mucho análisis de cómo, cuando, quien, para que y demás disyuntivas de ¿para que dar el gran paso a la virtualidad? están llevando a muchas personas y a sus empresas a una parálisis. Debo hacerlo?, lo debo hacer aunque no esté listo, aprendo en el camino?, espero a tener la solución perfecta? son solo apartes de la gran lista de reflexiones que tienen los responsables, en las empresas, de mostrar el camino hacia esa nueva normalidad que todos visualizamos dominada por la virtualidad. Ansiedad y miedo a equivocarse aparecen como elementos que llevan a procrastinar para evitar a toda costa quedar mal. El tiempo juega entonces en contra pues es mas viable sobrevivir si se es ágil con una solución aceptable que si se nos pasa el momento de actuar por esperar la solución perfecta.
Alvin Toffler dijo: «Los analfabetas del siglo XXI no serán aquellos que no puedan leer o escribir, sino aquellos que no sean capaces de aprender, desaprender y reaprender».
Las empresas post-pandemia y las instituciones educativas deben potenciarse con la educación virtual continuada.
Hay que dejar que el instinto de conservación actúe para dominar la “infoxicación”, que es la excesiva necesidad de tener mas información, lo cual amenaza la agilidad empresarial. Para muchas empresas, el aprendizaje permanente es una forma segura de mantener su competitividad. La encuesta de The Global Shapers publicada por The World Economic Forum (WEF) revela que el 77% de los jóvenes tienen algún tipo de curso en linea en su curriculum, tendencia esta en ascenso. Esto revela que en términos generales el terreno de moverse hacia un mundo mas virtual esta abonado.
La educación en virtual utiliza la tecnología de la información y las comunicaciones, la Internet para proporcionar a los estudiantes herramientas como blogs, videoconferencias, chats o documentos compartidos, para que los cursos sean intuitivos, fáciles de seguir y dinámicos. La mayoría de estos cursos ya están diseñados para la virtualidad y están alojados en plataformas que proporcionan valores agregados al estudiante o empleado para que su formación sea personalizada y mas expedita.
Esta propuesta asincrónica para educarse permite a los estudiantes asistir a clases, comunicarse, trabajar, presentar exámenes y acceder al contenido donde quiera que se encuentren. Adicionalmente , el aprendizaje virtual estimula y desarrolla la curiosidad y la independencia de los estudiantes, induciendo al pensamiento crítico , fortaleciendo el trabajo colaborativo y el aprendizaje autodirigido.
El poder de las empresas viene de sus entrañas no del dinero, no de los edificios ni de sus productos, si no de sus colaboradores. Invertir continuamente en ellos es incrementar el poder de la empresa. Es por esto todos debemos gestionar la incertidumbre apoyándonos en la educación virtual continua. Dejemos la parálisis por análisis a un lado y movámonos hacia delante aceptando la virtualidad como socio!!
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